La sociedad de los tomates muertos. Escrito Nº 6.

Más que Ciudad Dorada este sitio parece convertirse en el escenario de una segunda parte del Ensayo sobre la ceguera. Todos andan como si tuvieran vendas en los ojos, sin embargo hay una gran diferencia fisiológica con la ceguera de Saramago: sus retinas funcionan tan perfectamente como el motor de un auto acabado de salir del horno. Todos ven, incluso pueden llegar a ver más allá del espectro visual de un ser humano normal, como cualquiera de nosotros. El problema no es de patología, el problema es de cáncer en el alma.

Es casi imposible presupuestar un negativismo y un decrecimiento personal generalizado cuando el augurio había prometido una ascensión espiritual inimaginada por el resto del planeta. Serían los nuevos aldeanos de la Atlántida, eso parecía, pero los hechos demuestran lo contrario. ¿Qué quiere decir aquélla niebla oscura que invade toda la ciudad? ¿Por qué precisamente la mujer que cuida de su dios Tomate tiene que desaparecer en un momento tan inoportuno? Son preguntas vacías de respuestas, que deben llenarse como última opción con lo primero que encuentren.

Y si por casualidad, o tal vez por causalidad, se toparan como respuesta con una experiencia terrenal de nosotros los humanos arcaicos, eso sí sería un grave problema. Una bomba atómica que tergiversaría todo el plan divino del dios Tomate. Un encuentro inapropiado que dejaría copadas las funerarias y los hospitales. Un montón de muertos vivientes sin consciencia ni el deseo de poseerla. No se sabe si es peor el destino para Ciudad Dorada o para el resto de la Tierra.

1 comentario octubre 16, 2008 sociedadsusana

La sociedad de los tomates muertos. Escrito Nº 5

¡Sí! Vaya sorpresa que se lleva. No es la mujer que tanto espera, pero igual le da la bienvenida a esta amiga que hace tanto tiempo no ve. Ella lo saluda con gran efusividad pero él, en cambio, no puede ocultar su tristeza tras una máscara de bufón. Siente que de alguna manera está traicionando ese amor profundo e incondicional que guarda en su corazón por Maria Paz, pues en algún momento de su pesada existencia tuvo un ligero aunque intenso romance con la amiga que acaba de saludar.

Desde otro lugar, oculto y desconocido para Alfredo, Maria Paz siente un vacío helado en todo su cuerpo, como un hoyo sin fin que la traga con un enorme magnetismo. Sabe que hay alguien que la espera con ansias para abrazarla y besarla, y también sabe que no tiene la menor idea de quién pueda ser ese alguien que la desea. El último en quien pensaría sería en Alfredo. Aún no descubre el inmenso poder entre su alma y la de él; debe darse un tiempo para abrir los ojos.

Por su parte, la amiga y Alfredo se sientan a conversar. Él se siente un poco extraño y tiene miedo de revivir las cenizas del amor furtivo entre los dos. Entre palabra y palabra va olvidando que aún existe una mujer en cierto lugar que espera intuitivamente que la rescate. La amiga ha logrado entrar de nuevo a su corazón. ¿Será éste tan grande que aguante con dos amores?

1 comentario octubre 16, 2008 sociedadsusana

La sociedad de los tomates muertos. Escrito Nº4.

Un día, como cualquier otro, se convierte en un día fuera de lo normal. Después de una semana de haber pasado todo el alboroto en la plaza, la gente ya ha olvidado el terrible augurio. Continúan sus quehaceres corrientes con cierto temor pero con la tranquilidad innata de su ser. De pronto, una nube negra cubre a Ciudad Dorada y quedan en total oscuridad. Un amigo de Maria Paz, de nombre Alfredo, sale de su casa para ver el fenómeno. No se ve absolutamente nada, sólo se oyen estruendosos truenos desde el cielo que ahora parece un manto de negritud total. Alfredo mira hacia arriba y se asusta profundamente. En lo único que puede pensar es en Maria Paz, en su bienestar. Ellos han sido muy buenos amigos desde la adolescencia. Claro, “amigos”. Para ella sí, pero no para él. En secreto, como cualquier novela romántica, ha mantenido su amor por ella por típico miedo a ser rechazado. Prefiere tenerla como amiga a lograr que se aleje por acoso amoroso.

Al otro lado de la ciudad, Maria Paz se pone el abrigo para salir a la calle. Debe cuidar al tomate y cubrirlo con el inmenso paño protector de seda y polvos de oro diseñado con especial cuidado sólo para él. Sale de su casa y se pierde entre la inmensa capa de niebla que circunda por todas direcciones. Corre y corre casi ciega pero con la esperanza de no perderse entre la oscuridad. Alfredo también sale corriendo hacia la casa de Maria Paz. Cuando llega toca el timbre y abre la puerta la mamá de su amiga. Le pregunta por su paradero. Doña Lucía está inmersa en un intenso llanto, pidiendo a Dios que no le haya pasado nada a su hija. Alfredo entiende que Maria Paz no está. Se sientan en la sala a esperar que el reloj camine sin parar. Esperan, esperan, esperan. Ha pasado largo rato y por más devoción y confianza que tengan en sus corazones, las cinco horas que lleva Maria Paz fuera de su casa los desconsuela con tanta facilidad que el desespero se apodera de ellos. Alfredo no aguanta un segundo más y sale a buscarla, sin éxito.

A las cinco de la mañana del siguiente día todavía anda por las calles como un loco preguntando a cualquiera, de la numerosa cantidad de ciegos, si han sentido o escuchado la voz de su adorado e inalcanzable amor eterno. Nadie le da respuesta. Sentado en una acera mira el cielo y ruega a Dios para que todo ese sueño negro se esfume. A lo lejos alcanza a ver con gran esfuerzo una silueta de mujer. Piensa que no puede ser otra que Maria Paz, su adorada musa. Se levanta, se acerca y se lleva su gran sorpresa.

Add comment septiembre 26, 2008 sociedadsusana

La sociedad de los tomates muertos. Escrito Nº 3

¡Ya comenzó a pintarse de azul! Es lo único que pudo salir de la boca de Maria Paz. Todos se escandalizan y hacen conjeturas sobre las posibilidades de su futuro. Enfrentar una situación como esa no será fácil para ninguno de ellos, pero saben que es una nueva prueba, de esas que hace muchos siglos no se veía por esos terrenos. Resulta incomprensible para ellos el designio del Dios universal pues hasta ahora todos creían haber aprendido lo suficiente y necesario como para pasar a un nivel de evolución superior diferente al resto del planeta Tierra.

Mientras pasa el alboroto, Maria Paz baja corriendo hacia su casa a buscar una respuesta o por lo menos un mensaje tranquilizador para Ciudad Dorada. Al igual que los demás sospecha que se trata de un cambio drástico en sus vidas. La inquietud salta a la vista con el por qué de dicha transición. La mujer abre el baúl de madera tallada ubicado en una esquina de su habitación, saca unos recortes de periódico y cuando está a punto de cerrar la tapa se encuentra con algo que sus ojos admiran y quedan perplejos ante tanta belleza. Ahora se ha dado cuenta de la respuesta tan anhelada, pero por más que quiera no puede darla a conocer a los demás. Si diera cuenta de su hallazgo la ciudad se volvería aún en mayor caos del que están padeciendo. Así que toma el objeto de revelación y lo lleva al lugar más seguro que cree encontrar.

Cuando regresa, Maria Paz pide silencio a todos los que se encuentran en la plaza y comienza a leer: “Habitantes de Ciudad Dorada. Hasta ahora han cumplido con éxito todos los requisitos del cuarto nivel, pero su Dios Tomate indica ahora el paso a la vida azul. Aún no puedo revelar el por qué del cambio pero les aseguro que todo será para mejorar. Ya no necesitarán del dinero y todo será de todos. Muy pronto tampoco precisarán más del idioma para su comunicación”. Ciudad Dorada quedó perpleja y en total silencio.

 

 

 

1 comentario septiembre 19, 2008 sociedadsusana

La sociedad de los tomates muertos. Escrito Nº2.

Maria Paz es una de las mujeres mayores de Ciudad Dorada, tiene 33 años de edad. Es ella quien se encarga de cuidar el Tomate, de echarle el agua necesaria y de darle todo para su crecimiento. Lo quiere tanto que es capaz de pasarse días enteros al pie de él para mirarlo crecer. Pero hoy no puede quedarse, hoy tiene otro compromiso. Está preparando todo para celebrar la gran fiesta del año, la fiesta de los tomates felices. Durante esta festividad, la gran mayoría de los habitantes se reúnen para alabar a su dios y darle gracias por los beneficios otorgados. Bailan, cantan, se disfrazan, ríen, saltan y se demuestran todos sus afectos. Maria Paz, en vista de las fiestas, debe dar un comunicado diciendo el estado del Tomate, pues de éste depende la evolución de la sociedad entera.

Todos están felices. Claro. Es la fiesta de los tomates felices. Pero ninguno se imagina la triste noticia que van a recibir. No importa, es tiempo de celebración, lo malo viene más tarde. Maria Paz disfruta con su familia y sus amigos como si fuera la última vez que estos dichosos homenajes fueran a hacer sentir a Ciudad Dorada como la más magnífica población jamás vista. No le preocupa el futuro, sólo mira su presente así como desde pequeña fue habituada. Aunque sienta que el amor no va a durar mucho por esas tierras, en el fondo de su corazón sabe que los cambios venideros serán para bien. El problema es que no tiene ni un tris de idea sobre qué es lo tan maravilloso que podrán aprender de esa experiencia.

El cielo comienza a dar unos visos de colores rojos y anaranjados. Nadie los ve puesto que están demasiado embelesados con los pormenores de la fiesta. Maria Paz alza su mirada y logra notar tan misterioso augurio. La tristeza comienza a invadir su alma y su corazón porque sabe que ha llegado la hora de contar la verdad. Corre hacia el Tomate, lo mira melancólicamente y le da un gran beso. Ahora es tiempo de noticias.

 

 

Add comment septiembre 12, 2008 sociedadsusana

La sociedad de los tomates muertos. Escrito Nº1.

Sus ojos se colman de lágrimas al ver como el centro de sus vidas se muere lentamente. Ahora no saben qué hacer, todo alrededor parece morir con él, todo se esfuma en la penumbra. No les queda más que llorar.

Ciudad Dorada está llena de gente nueva, vigorosa, que quiere comenzar a forjar un destino en comunidad. Cada habitante es parte de un todo común, de un pueblo, una nación, y sus existencia se basa en valores que para el resto del mundo son efímeros. Son solidarios, amorosos, pacíficos y cualquier otra virtud que se pueda encontrar en el más recóndito rincón del ser humano. Para el planeta entero Ciudad Dorada no es más que un espejismo, un verdadero paraíso terrenal lleno de flores y conejitos inocentes corriendo por verdes praderas. ¿Y cómo no habría de pensar eso si la Tierra entera estaba plagada de guerras, masacres, muerte, odio y rencor?

Esta sociedad parece tener una consciencia superior, parece estar en un nivel de evolución más alto. No es por asustar, pero se cree que son extraterrestres que en algún momento nos invadirán y se apoderarán de nuestro planeta. ¡Qué ideas tan absurdas!. Si dicen que son superiores, ¿cómo pueden creer que ellos tienen una mente tan inferior como la nuestra, que sólo piensa en colonizaciones e imperialismos desmedidos? Sólo basta mirarlos para saber que sí lucen como conejitos inocentes. El secreto de esa belleza y espiritualidad se halla en un gigantesco tomate que está en la mitad exacta de la ciudad, sobre un mueble enorme hecho sólo para él.

Es un tomate verde, tan verde que a veces se confunde con una esmeralda de las más preciosas y brillantes. Está joven, así como la sociedad, con espíritu emprendedor y mente abierta. Este fruto misterioso hace las veces del Jesús que alaba el resto del mundo. Es su dios, su mesías, su salvador.

3 comentarios septiembre 5, 2008 sociedadsusana

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